RELATO: ENTREGANDOSE A UNA AMIGA

RELATO: MI PRIMERA EXPERIENCIA BESANDO PIES
ENTREGÁNDOSE A UNA AMIGA

El relato trata sobre mi primera experiencia besando unos pies: Soy una mujer, en aquella época tenia 22 años, era verano, y solía quedar con una amiga de unos bellisimos pies, a ella le encantaba llevar sandalias y pintarse sus uñitas, cabe decir que mi amiga media 1,90 y usaba un 41 de calzado, si, con 23 años que ella tenia, yo en cambio no soy de baja estatura pero no paso del 1,75. Una tarde no pude aguantar más y le dije que si quería que le hiciese un masaje en los pies, ella accedió pero aquella tarde la cosa no pasó de ahí y quisé ir a más, un día le dije que por muy alta que fuese la ganaba a un pulso, y que estaba tan segura que si no la ganaba le besaría los pies, ella accedió, yo obviamente no opuse resistencia y enseguida perdí, me agaché y le di un beso a cada pie, cuando acabé me dijo algo, que a día de hoy sigue poniéndome muy caliente, me dijo que ella sabia que a mi me gustaba besar pies, yo lo negué por vergüenza una y otra vez pero ella me dijo que no pasaba nada que ella me lo decía por que le daba igual dejarme que le bese los pies, ya que a ella le parece una sensación reconfortable, yo lo volví a negar, esa misma tarde se quito sus sandalias y puso los pies sobre la mesa, cosa que nunca había hecho, yo traté de disimular pero no podía evitar mirar una y otra vez, al final le dije que si, que tenia un fetichismo por los pies y que sus pies eran bellisimos ella sonrió y dijo que no había ningún problema, y que no sabia por que se lo había ocultado, en ese mismo instante me hizo un signo con la mano para que me arrodillase ante ella, me arrodillé y apoyo su talón del pie derecho en mi boca y su pie izquierdo en mi cabeza, seguidamente apoyo sus dos pies en la mesa y le estuve lamiendo la planta durante casi una hora, la mejor hora de mi vida, ella se reía cada 5 minutos a carcajadas, eso me hacia sentirme humillada pero no me importada, al revés me excitaba, al final me dijo que ya bastaba, que bastante había disfrutado ya, y me dijo que le diese un beso al suelo, yo obedecí y ella puso sus dos pies encima de mi cabeza durante 10 minutos, mientras reía y reía, desde aquel día, hace ya 5 años, solemos quedar muchas tardes (y noches), disfruta mucho humillándome y viéndome como le beso sus bellos pies, y yo disfruto también.

Autora: Amanda